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sábado, 28 de enero de 2012

EL FIN DE UNA AEROLÍNEA

-La aerolínea se ha esfumado de El Prat y sus mostradores han desaparecido -Los pasajeros tratan de salir de Barcelona y se quejan de no recibir ni una botella de agua. -Algunas compañías empiezan a agotar sus asientos destinados a recolocar afectados -Spanair suspende la actividad por asfixia económica Cada 20 minutos aproximadamente, un mensaje por megafonía rompe el silencio y recuerda a los pasajeros que iban a volar con Spanair de que deben dirigirse a los mostradores de Newco En el aeropuerto de Barcelona-El Prat, Spanair se ha esfumado. La que fuera hasta ayer la segunda compañía con más actividad en esta instalación (4,3 millones de pasajeros transportados desde Barcelona en 2011), hoy casi parece que nunca existió. Sus mostradores han desaparecido. En los paneles de llegadas o salidas sigue existiendo su rastro: aparecen decenas de vuelos, pero solo algunos tiene el cartel de cancelados. En el que debería salir a las 17.40 hacia Estambul nada indica que ya no exista. Los trabajadores de Spanair no están y solo queda abierta la oficina de venta de billetes, donde un pequeño grupo de empleados, que no quiere hablar, se limita a enviar amablemente a los afectados por la quiebra de esta compañía aérea a las oficinas de Newco. Esta empresa, encargada de los servicio de tierra de Spanair, trata de buscar salida a los pasajeros atrapados. Este fin de semana hay 22.770 personas afectadas. Solo hoy se han quedado sin vuelos más de 8.600 viajeros. De los 55 vuelos que hoy iba a operar la compañía en el aeropuerto catalán, 27 eran de salida y los pasajeros de 15 de estos ya han sido gestionados: o bien los han recolocado en salidas de hoy mismo, o bien han ofrecido alternativas para los próx días, según fuentes de AENA. La mayoría de los afectados españoles están informados y se lo toman con resignación. Pero algunos extranjeros se enteran de que su día será complicado al pisar el aeropuerto. Cada 20 minutos aproximadamente, un mensaje por megafonía rompe el silencio: una voz metálica recuerda a los pasajeros que iban a volar con Spanair de que deben dirigirse a los mostradores de Newco. A los empleados de esta compañía, que normalmente se encarga de la facturación de maletas, les han informado a las 5 de la mañana de que hoy se encargarían de atender a los clientes. Los pasajeros acuden al piso de abajo y allí, a partir del mostrador 801, hacen cola. Un empleado de esta compañía le coge el billete solo si es para hoy. estudia la situación, le reembolsa el precio que pagó a Spanair y le envía hacia el mostrador de otra compañía, para que traten de recolocarlo en otro vuelo. Ante el mostrador de Vueling o de Lufthansa, los afectados cruzan los dedos. Spanair no logró convencer a Qatar Airways y a las diez de la noche de ayer operó su último vuelo. Un nuevo socio era su último cartucho para tratar de salir adelante pese a sus problemas financieros. La compañía catarí no vio claro el negocio y, según la Generalitat de Cataluña, propietaria junto con el Ayuntamiento de Barcelona de la mayoría de las acciones, temía que la Unión Europea exigiera en un futuro la devolución de todas las inyecciones públicas. Tras el fracaso en la búsqueda de inversores, ayer se precipitó el desenlace más temido. Hacia las seis de la tarde se reunió el consejo de administración de Spanair. Para entonces, ya comenzaba a prepararse la anulación de todas sus operaciones. Hasta 22.770 personas se verán afectadas por la cancelación de vuelos solo este fin de semana, en el que se han anulado 212 operaciones.

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